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ayudar a crear las soluciones para reducir la crisis familiar. Esto tomará tiempo y mucha paciencia, pero se puede hacer.
Oye, yo también gano dinero
Ya hemos establecido que el matrimonio y el dinero no siempre se llevan bien juntos. Puede ser aún más difícil cuando ambos cónyuges tienen un ingreso. Todo puede ser felicidad y armonía al principio. Pero cuando las facturas llegan, todo tipo de problemas puede surgir, incluso aquellos que nunca pensaron. Por lo tanto, antes de unirse en matrimonio, ¡DETENGASE!
Conozca bien a su futuro cónyuge. Le guste o no, será una sociedad tanto comercial como sentimental. Use sus citas amorosas para saber si a su “otra mitad” le es fácil gastar el dinero o si el o ella registran cada centavo que gastan. Usted no está libre de culpas. Asegúrese que también su compañero lo entienda. La única regla para un resultado exitoso, es saber sus debilidades y fortalezas y como lograr que funcionen juntas.
Hay muchas opiniones sobre sí se debe o no tener una cuenta cor- riente (de cheques) mancomunada. Si usted piensa que está listo para hacer la transición a una cuenta mancomunada, recuerde que de ahora en adelante todo se convertirá en una decisión conjunta. “Yo merezco...” ahora se convierte en “Podemos comprarlo...” o en algunos casos “Puedo comprar...” ¿Se siente restringido con una cuenta porque ninguno de ustedes tiene su propio dinero?
Si usted decide hacer lo de la cuenta corriente mancomunada, el proceso es bastante simple. Sin embargo, ustedes necesitan decidir quien será el primario en la cuenta. Inclusive cosas tan pequeñas como estas pueden causar resentimiento si usted no lo ha hablado por completo. El desarrollar hábitos conjuntos de gasto (como equipo) será uno de los ajustes más grandes que deberá hacer. Usted deberá decidir como se manejará el dinero para los gastos diarios, así como el dinero para las metas a futuro.
Las emociones y el dinero