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 Los viejos hábitos difícilmente mueren
En qué y cuándo va a gastar su dinero a veces es una cuestión de hábito más que lo que realmente quiere o valora. Por ejemplo, algunas perso- nas compran en la tienda que está más cerca porque saben donde está la tienda, así no se toman la molestia de buscar en otra parte.
Sin la planeación para así llevarlo a cabo, James cayó en un grupo que estaba más interesado en las fiestas que en el estudio. El era un estu- diante universitario de primer año. Sus padres pagaron la matrícula, mientras que él trabajaba media jornada para ganar algo de dinero extra. Sus amigos amaban las fiestas y se juntaba más a menudo con ellos hasta llegar al punto que no dormía ni estudiaba lo suficiente. Los grados de James decayeron y su humor también. Él comenzó a sentirse culpable. Después de todo, sus padres trabajaron mucho por su dinero y esperaron que él estudiara. Ellos no sólo buscaban grados A, ellos sólo esperaban que él intentara hacer lo mejor posible. Pero él no estaba haciendo esto y él podía reprobar el examen de mitad de trimestre.
La culpa, vergüenza, ansiedad y el miedo que James siente, son nubes oscuras que han borrado cualquier felicidad. James quiere mitigar el dolor, por lo que se va de compras. El placer de sus nuevas compras desaparece cuando llegan las facturas de las compras. Está más deprimido que antes y se siente aún con menos deseos de estudiar.
La intromisión de los malos hábitos en nuestras vidas es algo como esto. Por lo general, nosotros tropezamos en malos hábitos. No pensa- mos adoptar mal comportamiento o perjudicial. Por eso tenemos que estar alerta y evaluar nuestro comportamiento en forma regular y tomar medidas correctivas cuando sea necesario. Los buenos hábitos son desarrollados por el esfuerzo consciente de nuestra parte. Una vez que formamos un hábito, se queda con nosotros. Las buenas noticias son que los buenos hábitos son tan difíciles de romperse como los malos hábitos. Todos nuestros hábitos combinados crean nuestro carácter, así que ellos pueden llegar a ser nuestros mejores amigos o peores enemigos.
Por Qué Gastamos




























































































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