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CAPITULO 7
El precio emocional de la deuda
“Lo normal es vestir con ropa que usted compró para el trabajo, mientras maneja a través del tráfico en un automóvil el cual usted aún está pagando, para ir a conseguir el trabajo que usted necesita, para pagar por la ropa, el automóvil y la casa, la cual deja sola todo el día para darse el lujo de vivir en ella".
—Ellen Goodman (columnista)
¿Qué ironía no? Sin embargo, si tenemos un trabajo el cual amamos y con el ingreso nos alcanza bien para nuestros gastos mensuales, puede ser absolutamente aceptable. Lo malo es cuando esos pagos son más de lo que nosotros podemos darnos el
lujo de pagar, es cuando la vida toma un giro descendente.
La vida puede tornarse miserable
cuando los acreedores colectan la
deuda. Aunque las restricciones
federales existen, en ocasiones parece
lo contrario. Es permitido que los
colectores le llamen cuando ellos deseen entre las 8 de la mañana y las 9 de la noche y pueden llamarlo incluso al trabajo a menos que usted les haya notificado que su patrón no aprueba dichas llamadas o que haya solicitado por escrito al colector que deje de llamarlo. (Vea la página 19 para más información sobre la colección de deuda.)
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Deuda: un ingenioso sustituto de la cadena de opresión y esclavitud.
—Ambrose Bierce